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Traficantes de pánico. El discurso Berreta.

3/3/12

El portal Mirada Profesional se hace eco de los comentarios alarmistas sobre la falta de medicamentos.

Traficantes de pánico. El discurso Berreta.

Por: Néstor Caprov..


BUENOS AIRES. MIRADA PROFESIONAL: Con tono alarmista y sin ninguna responsabilidad sanitaria, el tema del faltante de algunos medicamentos es tratado por algunos “pseudo farmacéuticos que jamás estuvieron en una farmacia” con una liviandad que asusta. Con tono apocalíptico, buscan el miedo como estrategia para defender sus intereses ocultos. Quiénes están detrás de estos traficantes del miedo, especialistas en malas noticias sin representatividad. Porqué salen a decir tamañas mentiras.

Cuando en 2009 el mundo se encontró en pandemia por la gripe A, un verdadero tsunami de información –buena y mala –cayó sobre nosotros. Hubo, pánico, visiones catastróficas, hasta que de a poco el tema se fue apagando. Cuando terminó esta situación, el virus H1N1 dejó poco, salvo esa sensación de miedo y desprotección, además de millones de dólares de ganancias para un puñado de farmacéuticas. El periodista español Miguel Jara definió esta estrategia como “marketing del miedo”, algo así como “el negocio de crear temor para vender su tratamiento”.

Cuando alguien escucha algunas declaraciones en el marco de este proceso de trabas a algunas importaciones, tiende a pensar que algunos personajes de falso glamur, quieren meter miedo para llevar “agua para su molino”. Estos “traficantes del pánico”, adictos a los medios pero no a la rigurosidad profesional, quieren eso, miedo.

Hoy se conforman a que falten medicamentos. Pocos. Pero suficientes para escandalizar a la opinión pública; siempre tan propensa a tomarse demasiado en serio a algunos comunicadores mediáticos. Con opiniones grandilocuentes, buscan sacar provecho a una situación compleja, que existe pero no es ni dramática ni terminal. Desmarcarse de su discurso es una necesidad para evitar el caos que buscan fomentar.

El nuevo sistema de autorización de importaciones, sumado al proceso que busca equilibrar la balanza comercial del sector farmacéutico y otras medidas generaron un cambio en las formas de entrada de medicamentos. El nuevo sistema debutó el 1º de febrero, y para facilitar las autorizaciones la ANMAT se adhirió al sistema “ventanilla única”. Pero es cierto que desde su puesta en marcha algunos productos tuvieron problemas para ingresar al país. Así, es innegable que las trabas existen, y que están teniendo efecto (poco) en la farmacia argentina.

Como se sabe, el 70 por ciento de los medicamentos que circulan tienen un similar nacional. Los mal llamados genéricos están en el mercado local para sustituir la gran mayoría de los faltantes. Se sabe que para muy pocos pacientes –en especial los que consumen regularmente fármacos para el sistema nervioso central –que tienen “nivelados” sus tratamientos, el cambio les puede generar algún problema. Aceptemos eso, sin ser demasiados rigurosos farmacológicamente. Pero la situación no es ni grave ni apocalíptica, como quieren demostrar algunos.

Sabemos de muy buenas fuentes que hay problemas. Que en algunos hospitales falta hilos de sutura importados, y que se están utilizando los nacionales. Estos son de menor calidad, y en algunos casos comenzaron a aumentar las fístulas y dehiscencia de anastomosis por la calidad de los hilos. Algo similar pasa con las drogas usadas en anestesiología, ya que las hechas en el país necesitan mayores dosis para lograr iguales efectos. Cuestiones de biodisponibilidad y bioequivalencias (para los lectores más conocedores del mundo de los medicamentos). La realidad preocupa a médicos y profesionales, que trabajan todos los días, en silencio, para solucionar cualquier problema con actitud responsable.

Con algunas declaraciones, el titular de un pseudo sindicato de farmacia, que apenas tiene representatividad en algunas zonas chicas del interior, comete varios y peligrosos errores. Aficionado a los medios, necesitado de difusión personal, este personaje escapado de los mejores videos del genial humorista Peter Capusotto, viene paseando mediáticamente su discurso alarmista. Sin ninguna representación en el plano gremial y profesional, dispara su “marketing del miedo” sin ninguna responsabilidad. Se habló de faltantes en drogas sensibles como las oncológicas, y hasta se puso plazo para desatar la supuesta “hecatombe”. Un verdadero disparate, que pudo generar un efecto “puerta 12” peligroso para la salud física y mental de los pacientes sensibles a los anuncios de radio y televisión.

Estos dichos fueron desmentidos desde la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), única entidad nacional autorizada a hablar del tema, primero porque hace seguimiento de los faltantes, segundo, porque nuclea a 14 mil farmacias y miles de profesionales en todo el país. En este sentido, el Farmacéutico Claudio Ucchino, secretario de la COFA y presidente de la sección Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de Capital Federal, buscó llevar tranquilidad: “no es que están faltando los medicamentos, es un tema estacional, generalmente en el mes de enero como en febrero la producción de los laboratorios disminuye, porque compran menos materia prima”>, dijo. Ucchino ratificó que “el medicamento que está escaseando es de algún laboratorio puntual, y es perfectamente reemplazable por otro, incluso de la misma firma. Sino, hay otras formas farmacéuticas, como el genérico”.

Así, el profesional le contesto al primer intento de alarma del “pseudo sindicato” que salió a decir había stock de fármacos oncológicos o de HIV-Sida para “30 o 60 días”. “Algunos personajes desconocen el tema porque no están detrás del mostrador de una farmacia ni hacen un seguimiento como nosotros. Hasta ahora no tuvimos registros en las farmacias de que los productos oncológicos falten, puede haber retrasos pero por fallas administrativas. Hay que dejar tranquila a la población, no hay que alarmarse”, remarcó Ucchino (ver nota “Trabas a la importación: la COFA niega faltantes graves y critica a quienes alarman a la población”).

Pero qué hay detrás de todo esto. Como siempre, grandes capitales interesados en expandir sus fronteras. Durante estos días, uno de los ejemplos que se puso para hablar de faltantes fue la popular Buscapina, Boehringer Ingelheim. Este medicamento usado para los dolores estomacales tiene una enorme variedad de formas de reemplazo, incluso en otras presentaciones. Pero el discurso alarmista no deja de nombrarlo como parte del supuesto problema. Sabiendo que el 80 por ciento de la venta del fármaco está en el canal ilegal, no se entiende el apuro del pseudo farmacéutico mediático devenido en
pronosticador berreta del fin del mundo, para que vuelvan a ingresar al país. O mejor dicho, sí se entiende.

Cuando se discutía por la ley de venta exclusiva en farmacia, tuvo la “brillante” idea de pedir que los farmacéuticos “asesoren a kiosqueros” que venden medicamentos. Si, leyó bien. No sólo avala la venta ilegal, sino que pide y busca que un profesional la “legitime”. Un disparate sin pies ni cabezas, pero que guarda la esencia de sus intereses.

Las dos actitudes no son casuales. Este personaje viene dando señales de cuáles son sus verdaderas intenciones detrás de cada “consejo” que da. Se “preocupa” porque no hay Buscapina, que es un negocio más de kiosqueros que de farmacéuticos.

Desde este espacio entendemos que no debemos ni ocultar el problema ni magnificarlo. Hablar seriamente es nuestra responsabilidad, como profesionales de la salud y como dirigentes farmacéuticos. Ninguna de las dos cosas cumple el “asesor de kiosqueros”, que prefiere el miedo y la alarma para salir en los multimedios de siempre. Estamos en una época de cambios, donde el Estado recobra con fuerza su rol rector, de la política y la economía. Errores habrá que corregir. Cualquier gestión siempre necesitó ajustar sus modos, formas y a veces algunos caminos trazados Las trabas a las importaciones son parte de un proceso mucho más grande, que busca que la Argentina tenga un mercado interno sólido, y que pueda exportar valor agregado. Claro que para eso necesita cualquiera, reglas claras de importación de componentes que todavía no producimos a nivel nacional. El sector farmacéutico criollo lo sabe, no por nada se convirtió en uno de los pocos en el mundo que tiene fuertes ventas a casi todo el mundo.

Con ese discurso alarmista, sus dueños en las sombras –porque hablamos de un pseudo farmacéutico berreta como simple empleado, a no confundirse –quieren volver a una política que ya conocemos, que tuvo su furor en los 90, que por casualidad fue el momento en que nació el pseudo sindicato que abusa con declarar la representación del colectivo de los farmacéuticos. Lo peligroso es que son escuchados (el caso paradigmático es el del diputado del GEN Gerardo Milman que se informó de esto que decimos cuando presentó una propuesta para que se libere la importación de productos farmacéuticos, o sólo intentaba criticar al gobierno sin mayor información).

Es nuestra tarea ser equilibrados, coherentes y cuidadosos con la salud de todos los pacientes. Todas virtudes que en algunos personajes brillan por su ausencia. Lo importante y para cerrar querido lector, cuando lo confundan con anuncios de falta de medicamentos: tratemos de no ser berretas con nosotros mismos. El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.Consultemos con nuestro farmacéutico de confianza.


Fuente: Mirada Profesional..